El dolor está presente en el 96% de los SAA. Hay varias características típicas de este dolor: a) es brusco y alcanza rápidamente su máxima intensidad; b) con frecuencia es lancinante y se localiza en la región centrotorácica, si está afectada la aorta ascendente, o en la región interescapular, si está afectada la aorta descendente, y c) puede ser migratorio en el 25% de los casos, o se irradia a las mandíbulas, el epigastrio, la región lumbar o las extremidades inferiores. Por otra parte, la presentación inicial con síncope es relativamente frecuente (15%).
Puede confundirse con un síndrome coronario agudo, una pericarditis, embolismo pulmonar, una enfermedad osteoarticular de columna o incluso una colecistitis. Uno de los errores diagnósticos más trascendentes es confundir la disección de la aorta con un infarto de miocardio, sobre todo si se indica tratamiento trombolítico.
El electrocardiograma evidencia patrones de necrosis miocárdica en el 10% y signos de isquemia en el 15% de los casos. Por otra parte, aunque clásicamente se considera que la radiografía de tórax es siempre anormal, series recientes evidencian que puede ser estrictamente normal hasta en el 20% de los pacientes y que puede haber ensanchamiento mediastínico en el 60%.
Las arterias coronarias pueden estar afectadas por la disección de la raíz de aorta.
La presencia de complicaciones como el taponamiento cardiaco, la afectación de alguna arteria coronaria, el compromiso de la circulación cerebral o la insuficiencia cardiaca por regurgitación aórtica severa implican muy mal pronóstico
La disección aórtica de tipo A es una emergencia quirúrgica.
Los pacientes con disección aórtica deben recibir tratamiento inmediato para controlar el dolor y disminuir la presión arterial sistólica < 110 mmHg.
Para ello suele utilizarse sulfato de morfina y bloqueadores beta intravenosos (metoprolol, propanolol o labetalol). Si los bloqueadores beta están contraindicados se pueden usar antagonistas del calcio, como verapamilo o diltiazem intravenoso.
En pacientes con una marcada inestabilidad hemodinámica debería plantearse la intubación, la ventilación mecánica. En los casos en que se diagnostique un taponamiento importante debe intentarse una pericardiocentesis con la evacuación sólo parcial del líquido para evitar un aumento del sangrado aórtico, y realizar la cirugía de forma urgente.
Las imágenes juegan un rol fundamental a la hora del diagnóstico y conducta a seguir.
Lo ideal es realizar un ecocardiograma transesofágico (ETE) y dependiendo del cuadro clínico del paciente una Tomografía Axial Computada de Aorta Multicorte con contraste.
En muchos hospitales la única herramienta que contamos es con la ecografía transtorácica (ETT), la cual debe realizarse por los profesionales que atienden pacientes críticos ya que no siempre disponemos con un cardiólogo entrenado en ETT las 24 hs del día, siete días a la semana. Además, debemos valorar todo el trayecto de la aorta, tanto torácica como abdominal hasta la bifurcación en las iliacas.
Recordar
- El cuadro clínico del SAA puede confundirse con un SCA
- LA Rx de Tórax normal no descarta la presencia de un SAA
- Debemos entrenarnos en Ultrasonido Multisistémico como herramienta fundamental de diagnóstico y seguimiento de nuestras acciones terapéuticas